Voy
con prisa a la consulta del especialista apenas unos minutos antes de la
cita. Estoy tranquila, es una consulta
rutinaria. Mi día se presenta como casi todos, lleno de actividades, mil cosas
que hacer. En mi cabeza ronda todo aquello que tengo que hacer cuando salga de
allí. He tenido suerte, hay poca gente esperando.
Pasa
María, siéntate, tienes un tumor, es infiltrante, puede extenderse a diversos órganos: pulmón, cabeza, hígado…
Siento
cómo mi mente y cuerpo se separan, me cuesta reaccionar. A pesar de la claridad
de sus palabras...,
no entiendo lo que está diciendo. No puede ser… Esto no me puede estar pasando. Hago preguntas sin mucha convicción, no puedo procesarlo. Hay que intervenir, continúa hablando. Yo ya he dejado de escucharlo.
no entiendo lo que está diciendo. No puede ser… Esto no me puede estar pasando. Hago preguntas sin mucha convicción, no puedo procesarlo. Hay que intervenir, continúa hablando. Yo ya he dejado de escucharlo.
A
la salida del centro siento un frio intenso, mucho más del que apuntan los
termómetros de diciembre. Siento frio en los huesos. No, más bien en el alma.
Mis oídos siguen oyendo y mis ojos continúan mirando, pero todo ha cambiado,
nada me parece igual. Pienso: han apagado la luz, y me he quedado a
oscuras. En todo el proceso que siguió
después, lo más duro con diferencia, fue la sensación de que me habían robado el futuro.
No planes...no proyectos a largo plazo… Por si acaso…
......
El psicooncólogo interviene a lo largo de todo proceso.
Entre sus funciones se encuentra:
- Asegurar que existe una adecuada comunicación entre el paciente y el equipo sanitario, de modo que el paciente y sus familiares comprendan la información.
- Evaluar las capacidades, necesidades informativas, preferencias y valores del paciente.
- Enseñar habilidades de comunicación dentro de la familia.
- Enseñar al paciente el manejo de la ansiedad y las emociones negativas, para tomar decisiones desde un estado de tranquilidad que permita la reflexión.
- Enseñar y aplicar estrategias de resolución de problemas, basadas en un análisis de las distintas alternativas terapéuticas y la valoración de acuerdo a las preferencias y valores del propio paciente asesorado por el equipo médico.
ARpsicología
Un familiar cercano mío pasó por algo parecido. Me he emocionado al leerlo ya que, según sus palabras, ella se sintió tal cuál lo relatas.
ResponderEliminarMe ha emocionado el relato de María.
ResponderEliminarBuena introducción para tratar un tema como este.
Gracias por compartir esto con nosotros. Hay momentos en que necesitamos recuperar la esperanza.
ResponderEliminarMe siento muy identificada con María. a mí también se me apagó la luz un día. Es una expresión muy exacta de lo que me ocurrió.
ResponderEliminarGracias
Leyendo he sentido en mí ese 'apagón de luz'. Que pocas y exactas palabras para describir el sentimiento que produce una noticia así. Gracias por el comentario, es emocionante y esperanzador.
ResponderEliminarMuy emotivo. No queremos pensar que nos puede "tocar" en cualquier momento. Que la normalidad no está en la salud, que la enfermedad forma parte de la vida y que en cualquier momento, cada uno de nosotros estamos enfermos. Lo peor...asimilar que de repente nos podemos quedar sin futuro, pero ¿acaso existe el futuro?
ResponderEliminarVioleta